jueves, 23 de febrero de 2012

MARIO MOLINA

Mario Molina (1943 – a la fecha)
Nació en Veracruz, el 19 de marzo de 1943. Es un Científico mexicano especializado en química atmosférica que investigó los efectos dañinos de los CFC (clorofluorocarbonos) sobre la capa de ozono. De la trascendencia de sus estudios dan fe la firma en 1994 de un protocolo internacional que prohibió la fabricación de CFC y el premio Nobel de química que le fue otorgado en 1995.
Desde muy pequeño se interesó por la experimentación, fue tanta su insistencia que en su niñes le pidió a su tía Esther un juego de química, que constaba de un mini-laboratorio experimental para niños, pero ella le compró equipo profesional de química. Monto su nuevo equipo en el baño y mientras experimentaba en el lavabo, éste explotó dejándole un buen susto a su familia.
Durante la década de 1960 cursó estudios en la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México(UNAM). Realizó estudios en Alemania y Estados Unidos. Molina se convirtió en un científico renombrado por sus contribuciones al conocimiento de la naturaleza química de la atmósfera terrestre, en particular de la estratosfera. Fue uno de los primeros científicos en alertar al mundo sobre el peligro que representan para la capa de ozono los clorofluorocarbonos (CFC) empleados en aerosoles, refrigerantes y solventes, tanto de uso industrial como doméstico.
Molina y su colega estadounidense F. Sherwood Rowland no se limitaron a señalar el adelgazamiento de la capa de ozono sobre la Antártida. En 1974 divulgaron sus teorías en un artículo en la revista Nature. Para los investigadores, los clorofluorocarbonos (CFC), que se habían estado utilizando desde 1940 en aplicaciones como las citadas, estaban destruyendo la capa de ozono estratosférico. Tal capa protege a los seres vivos de los letales rayos ultravioleta provenientes del Sol, lo que justificaba la alarma y la necesidad de tomar medidas. Sin embargo, sus advertencias fueron en aquel momento menospreciadas y consideradas excesivas por un sector de investigadores.
En 1995, la Real Academia Sueca otorgó a Mario Molina el premio Nobel de química por sus trabajos de química atmosférica, galardón que compartió con F. Sherwood Rowland y con el neerlandés Paul Crutzen. Éste último había descrito en 1970, de forma independiente y complementaria, los efectos destructivos sobre la capa de ozono de los gases contaminantes.

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