lunes, 17 de octubre de 2011

LAMARCK

Jean-Baptiste de Lamarck (1744-1829)

Biólogo francés nacido en París, fue uno de los primeros investigadores en proponer que las especies evolucionan fue este naturalista. Lamarck estudiaba organismos unicelulares e invertebrados (Animales sin Esqueleto), lo que hizo percatarse de que los seres vivos habían cambiado en el tiempo de formas más simples a las más complejas.

Lamarck argumentaba que, en respuesta a cambios en el ambiente, los seres vicos usan más o dejan de usar alguna de sus extremidades u órganos y, en consecuencia, los desarrollaban más (aumentan de tamaño) o dejan de desarrollarlos (disminuyen de tamaño) o incluso desaparecen. Él pensaba que etas características se heredaban a los descendientes y así los propuso en su teoría de la herencia de los caracteres adquiridos.

Lamarck trato de explicar el mecanismo de evolución con el ejemplo de la jirafa al sugerir que este animal había desarrollado el largo cuello porque su antepasado, parecido a un antílope ´primitivo, al no encontrar más alimento en el suelo, tuvo la necesidad de estirar más su cuello para alcanzar las hojas de los árboles de las que se alimentaba. El alargamiento del cuello era precisamente la característica que transmitía por herencia de una generación a otra.

La teoría de Lamarck fue criticada con vehemencia por la comunidad científica de su época, principalmente por Cuvier, quien, además de ser un científico de renombre, ocupó el cargo de Inspector General de Educación en Francia. Este y sus contemporáneos insistían en que las especies habían sido creado de manera independiente y que eran inmutLAMARCables. Para probarlo, hicieron varios experimentos, amputaron la cola a ratones, que, aún después de 20 generaciones de haber sido sometidos a tal cambio, producían descendencia con cola. En otras palabras, mostraron que los caracteres adquiridos por interacción con el medio (como la pérdida de cola) no se transmitían por herencia biológica. En esto, la visión de Lamarck, basada en el proceso de herencia de los caracteres adquiridos, no era adecuada, pero su intuición general de que las especies evolucionan resultó correcta. Murió ciego y en la indigencia el 18 de diciembre de 1829 en la ciudad de París.

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